Tenemos que cuidar nuestros oídos con algodón.
He estado en tres bares los últimos días. Bares ilegales, o fiestas con anfitrión, en casa privada. Son de lo más interesante, se llama al telefonillo, se pregunta por Don X o Señor X o Mariscal X, donde X siempre es algo gracioso, y si te informaste bien, el áspero telefonillo de voz cascada te permite la entrada (iijjj!). Puerta del portal, escaleras mejor que ascensor, (knock knock!) con nudillos, y salones, sillones, alfombras, paredes forradas de libros, vinilos, revistas, cómics, charla amena, nada de garrafón y precio digno. |