«La verdad es que a las cenas me gusta ir cenado y a las comidas comido. No me gusta descuidar la charla entreteniéndome en rastrear los platos apetecibles o en la necesidad de saciar mi apetito. Cuando tengo una cena, ceno antes en casa».
capítulo 20
«En realidad, si lo piensas bien, comer es un acto cercano a la escatología. Están esos horribles ruidos que se hacen al masticar, los restos que caen de la boca, las manchas en las comisuras, los carrillos en ajetreo, la deglutición al engullir y el repugnante aroma del aliento, que no es otra cosa que exhalar vapores de alimento digerido… Sin duda prefiero no ver cagar, mear ni comer a nadie».
capítulo 20
«¿Dar una vuelta en un Ferrari o contemplar una puesta de sol? Uno puede creer que prefiere lo primero aunque lo que disfruta es lo segundo. Si somos capaces de darnos cuenta, estaremos educando nuestro gusto…»