capítulo 05 | 06 | capítulo 07
Supongo que en mayor o menor medida todos sospechamos que las multinacionales nos conocen a través de nuestros usos digitales, pero Manu sostiene que este conocimiento llega al grado mutante, oh dear: no solo nos leen la mente sino que logran modificar nuestros comportamientos, nuestros pensamientos. Está convencido de ello y lo que es peor, me está convenciendo a mí. Manu afirma que nos envían órdenes, sí, utiliza esa palabra —es poco dado a los eufemismos— y estas órdenes nos llegan a través de su neo-publicidad o propaganda, el término es lo de menos, y funciona: sin saberlo, hacemos lo que las malditas multinacionales quieren, gastamos en lo que ellas quieren, pensamos, disfrutamos, decidimos lo que ellas quieren que pensemos, disfrutemos o decidamos.
Esta neo-publicidad se basaría, entre otras cosas, en anuncios, artículos, noticias fake o no tan fake, memes, ponderación de mensajes en redes sociales, opinión de figuras relevantes, influyentes, guapas, y aseadas, y —Manu, me conmociona esto— también en el arte; xD Manu, ¿es necesario embarrar también al arte?
Alarmante. Terrorífico. Rebaños. Mutantes controlando mentes. Mensajes. Votos. Etiquetas. Productos comerciales. Un mundo que no alcanzo a imaginar en su plenitud. ¿Pero el arte? Manu afirma que el arte —mi último refugio, mi mayor pena— es parte de la propaganda.
El arte que triunfa ―cuenta Manu― es el que interesa económicamente hablando, porque de una u otra manera transmite su propaganda (individualista, consumista, la que sea), incluso cuando es paródica o crítica, porque desarticula la acción, actúa como una válvula de escape (si nos reímos o nos desahogamos, la presión baja). En realidad solo hay que seguir el rastro del dinero para darse cuenta de que el arte profesional está expuesto, publicado, comprado o financiado por multinacionales…
En este preciso momento, Alex hace una de sus pausas largas y tensas y aprovecha para mirarse en la cámara del móvil. Ve canas entreveradas en su pelo castaño, ve las gafas de lejos colgando del cuello y el tatuaje bajo la clavícula, que pierde viveza y se vuelve azulón, se ve viejo; y como queriendo olvidar esta impresión, continua.
…Y nosotros, el público, necesitamos un prescriptor antes de leer, de ver, de escuchar una obra; porque nos gusta que nos digan qué es bueno, elevado, aseado, guapo y actual; y por eso nos entregamos gustosamente a este sistema de telepatía mutante. Tanto es así, ¿verdad, Manu? ―Alex despliega una enigmática sonrisa―, que nos gustan las series antes de haberlas visto, los libros antes de leerlos, los cuadros antes de mirarlos; tanto-tanto es así, tan magistral es el condicionante, que creemos como propias las opiniones y gustos del sistema. Mutante.
Pero, Manu, ¿qué me dices del arte que está fuera de los museos, como el grafiti, o las obras de pequeñas editoriales, los cortometrajes fuera de distribuidoras y plataformas? Puede, dice. ¿Puede qué, Manu? Puede que esté limpio, aunque. ¿Aunque qué?, no me hagas sonsacarte las palabras. Aunque la mayoría de los artistas imita a los exitosos, a los que son promocionados, porque los consideran referencia o porque también ellos quieren ser promocionados. Mutan.
Buf.
Lo que ha dicho.
Como tantas otras veces echo en falta traerle al micrófono para que le oyeseis decirlo, pero los incondicionales ya lo sabéis, Manu es esquivo como un cervatillo.
¿Qué pasaría si no dejases de crecer a los veinte; si siguieses creciendo toda tu vida? ¿Puedes oír el estruendo de tu caída? ¿Qué pasaría si en vez de persona fueses una empresa?
Son las preguntas que me ha sugerido el nuevo dibujo que ha enviado meocultoentrelassombras@gmail.com
Me ha encantado; sobre todo su manufactura en estos tiempos de pantallas, con esa flecha para arriba que es una verdadera y terrible obsesión: el objetivo de crecimiento sin fin. Este mismo oyente ya envió una cara sonriente que publiqué hace unos días. Gracias a quien se oculta entre las sombras y besos multicolor para todos, mañana más.
Habíamos quedado a las 12.00 para comer juntos.
Ya, pero no ha terminado de estudiar. ¿Y qué tengo yo que ver con eso? También es tu hija; mañana tiene examen. Que traiga lo que sea que tenga que estudiar y la puedo ir ayudando yo. Mejor que no. Lo que no es mejor es que me quieras apartar de su formación. Lo que no es mejor es que estudie con vídeos de internet que no siguen la metodología del colegio, que ya nos conocemos. Venga ya. Eso digo yo, venga ya; además, es ética ¿le vas a dar tú ética? ¿Por qué no? ¿Le vas a enseñar a insultar a las multinacionales o eso ya se te ha pasado? Vete a la putísima mierda, Laura. Vete tú al puto infierno, Alejandro.
Carlota, con 17 años hay cosas que ya puedo contarte; en mi caso la ética es algo líquido, pero al menos estoy satisfecho de haber apaciguado mi ego y he abandonado los perniciosos mensajes de mi generación, aquel Es-que-yo-soy-así que es una caradurez y una sinvergonzonería para justificar egoísmos y egotismos; o el Hay-que-probarlo-todo, ¿también caca de vaca? Nos fuimos agotando porque Me-quedan-cosas-por-hacer, por-visitar, cuando en realidad el todo estaba dentro de nosotros: la exploración, las experiencias, lo desconocido. Pero sobre todo, y esto debería caer en cualquier examen de ética, reniego de haber seguido el No-me-arrepiento-de-nada que tanto daño ha hecho a los que nacimos entre los sesenta y los ochenta; yo sí me arrepiento, ya sí, de montones de actos, algunos de ellos te atañen, Carlota, no es fácil ser padre; est/
Papá, me suda el chocho todo lo que estás diciendo, lo único que consigo escuchar de ti es el ruido repugnante que haces al chupar las cabezas; ¿sabes que no es vegetariano comer gambas? Mi ética es no hablar tanto de mi ética, como lo es no hablar de veganismo si no lo practico; mi ética, para que lo sepas, es ignorar las idas de olla de vegestorios como tú, así que si terminas de sorber sesos de gamba, nos podemos ir yend/
O tu madre te lava el cerebro o has salido tan cabrona como ella. Suelta el móvil cuando te habl/
Eres imbécil y das asco.
¿Dónde te crees que vas/
a) El individualismo
b) El prestigio a través de la posesión
c) La procreación
v2
Aviso de Cookies: se contabilizan las visitas. Más información