Una caja de zapatos con agujeros

– Capítulo 18 / 21 –
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«Imaginé una caja de zapatos».

Dentro: un unicornio blanco, un tobogán y un helado, con agujeros para que respire el unicornio, que precisamente ahora se está terminando el helado mientras se tira por el tobogán

; extinguido el helado y cansado de toboganear, el pequeño unicornio sale al exterior por uno de los agujeros de la enorme caja de zapatos. Se deja montar por un varón desnudo y cabalga en redondo alrededor de un lago de hembras, en procesión estroboscópica de animales montados por hombres: un grifo, un león, caballos, felinos imposibles, un dromedario, una vaca rosa, porcinos mitológicos, cabras, ciervos…

; más tarde, el unicornio pintará vida y luego se volverá un tirano por una mancha repugnante, ¿por qué no? 

; una garza blanca vuela y defeca durante el vuelo y –curiosidades de las parábolas–, su mierda, severamente corrosiva cae justo en el cuerno del unicornio. Pasmo, asco, debilidad. 

—Tengo lunes —relincha el unicornio.

Motivo de la tabla central de El Jardín de las delicias