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sin serie / perodia_07
Sin título
Soy Eustaquio.
A veces me pregunto si estoy solo a este lado de la pantalla…
Si escribo al vacío.
Si las fotos y los textos son eco sin construir, si la ausencia es el todo.
Son preguntas
similares a las que grita el fotógrafo en esta serie. El fotógrafo siente esa soledad, pasea con ella y la transmite, imagen a imagen.
Siente, siento
que la soledad tecnológica y multicanal y multioferta le, me aísla más que ninguna otra por ser capaz de llegar a todos los rincones sin llegar a ninguno.
Siente, siento
que la soledad dentro de la multitud es la peor de las soledades.
Y que
cada foto es miembro orgánico de una serie tremendamente triste y sin eco.
Tremendamente triste porque
el fotógrafo grita sin voz, susurra con los ojos nublados por el vaho de las lágrimas que contiene cada imagen. Grita al hiperrealismo de una soledad atrofiada y pesimista.
La tecnosoledad
de expresarse con un descomunal altavoz internáutico y no ser oído
es obra en sí;
una obra muda, reflejo del individuo multitudinario que no es nombre sino realidad solitaria.
Sino cárcel
bien comunicada
con magníficas vistas
a precio inmejorable.
Y en ello el fotógrafo obra
eliminando de la foto toda compañía.
Siente,
y así lo transmite, en cada uno de los elementos,
su solitariedad, que no es otra cosa que la soledad tratando de llamar la atención, de tan desgastada la palabra.
Un elemento por grito.
Grito de desgarro
que no de ayuda, no de alerta, nada de implorar, ¿a quién implorar? ¿Acaso hay alguien? ¿Esos alguien serían suficiente?
Es un quedo grito de queja
sin pizca de vergüenza judeocristiana.
Tristeza sin vergüenza,
soledad posmoderna egoista de deseo, de miradas y deseo-que-los-demás-no-las-tengan, deseo de exclusividad, por-favor; cuando en realidad mi olimpo de la fama, y el suyo, es un espejo roto y es anhelo de un deseo fatuo ¡tan! acorde con el discurso dictado que gerundulcificamos en la palabra viviéndonos.
Así vivo, así vive, así vivimos el fotógrafo y yo.
